ENERGÍA Y ASPECTO
Los vampiros, como están ya muertos, no requieren la mayoría de las cosas que habitualmente necesitan los seres vivos, como el oxígeno.
A menudo tienen un aspecto pálido y mortecino –tanto los vampiros de la literatura como los del cine– y de semblante rubicundo, con piel suave al tacto.
Se cree que los
vampiros son capaces de adquirir formas animales para desplazarse con
mayor agilidad, aunque esta característica aparece en la ficción pero no
en el folclore.
Algunos vampiros
pueden volar. Esta energía es a veces sobrenatural, y se relaciona con
la habilidad para imitar criaturas voladoras (como búhos o moscas) o
formas livianas y ligeras (como paja, polvo y humo). Se dice que los
vampiros utilizan el viento como principal medio de propulsión.
SIN ALMA, SIN SOMBRA
Los vampiros
no tienen sombra ni pueden reflejarse en espejos o cristales. Por eso
se afirma que carecen de alma. Las ficciones vampirescas agregaron un
condimento: los vampiros no pueden salir fotografiados…
Algunas tradiciones sostienen
que un vampiro tiene prohibido entrar en una casa a menos que lo
inviten. Además, sus energías suelen ser limitadas durante el día:
incluso el folclore afirma que el sol es capaz de “quemar” a los
vampiros.
Estos seres suelen ser
renuentes al contacto con el agua o con grandes corrientes. Además, se
dice que necesitan regresar a su sepulcro antes del amanecer para
descansar y quedar protegidos de la peligrosa luz.
Historias vampirescas como “Carmilla” de Le Fanu sostienen que los vampiros deben volver a sus ataúdes temprano en la noche.
Pueden vivir sin respirar oxígeno y tampoco necesitan alimento, como el resto de los mortales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario