Desde el principio de los tiempos, las leyendas de vampiros se extendieron por la faz de la tierra... Pero su señal distintiva no es comparable a la de otros monstruos extraordinarios. Desde la Grecia Clásica
hasta nuestros días se conoce la leyenda nacida en la antigua Persia:
el registro más antiguo que documenta la existencia de los vampiros es
un vaso con el dibujo de un hombre luchando contra una extraña criatura
que intenta succionar su sangre.
Más tarde, los mitos babilónicos incorporaron una extraña deidad que se alimentaba bebiendo la sangre de los niños: su nombre es Lilitu o "Lilith".
De acuerdo con los
textos hebreos, Lilith fue la primera mujer de Adán, a diferencia de lo
manifestado en el Antiguo Testamento bíblico. Debido a su torpeza,
abandonó a su marido y se transformó en la Reina de los Demonios y de los espíritus malvados.
En China, durante el
siglo VI A.C. se encontraron resonancias de la tradición cultural persa
y hebrea. Los mismos antecedentes fueron hallados por antropólogos en
India, Malasia, Polinesia, las tierras aztecas de México y la zona de
Eskimos.
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