viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Es posible que la Tierra, "nuestra" Tierra, sea hueca?

 

Mucho se ha hablado sobre este tema, tanto por los seguidores de esta teoría, como también por sus detractores. Con este artículo, lo único que pretendo es que, cada cual saque sus propias conclusiones, ya que nunca debemos de estar cerrados a una sola idea, la que nos imponen desde niños en el colegio!.





Para comenzar este artículo me gustaría comentar que en la Biblia son muchísimas las menciones que se hacen acerca de un mundo subterráneo, una civilización muchísimo más avanzada que la nuestra...


Veamos:

El apóstol San Pablo escribió lo siguiente: "para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesús , el Cristo, es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:10-11).

Otro pasaje bíblico: "Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aún mirarlo." (Apocalipsis 5:3).

¿Serán los que están en los cielos "extraterrestres", los de la tierra, nosotros los "humanos", y los de debajo de la tierra los "intraterrestres"?

Incluso son muchos los autores que dan testimonio de una "realidad fantástica" con zonas cálidas, llenas de vida vegetal y valles perdidos en lugares inhóspitos de nuestro subsuelo...  


Asombrosa es por ejemplo la coincidencia entre esta teoría y el libro de Julio VerneViaje al centro de la Tierra”. En muchas ocasiones se ha hablado que quizá Julio Verne fue un vidente y no un simple visionario, pues en su novela “De la Tierra a la Luna” describió datos que luego resultaron asombrosamente exactos cuando el Apolo alunizó en la Luna, datos como distancias que ningún científico de la época hubiera osado pronosticar. ¿Tenía Julio Verne algún tipo de visiones que le permitían conocer cosas ocultas y futuras? La mayoría de las predicciones de Julio Verne (el avión, el submarino, los viajes espaciales, etc.) se han cumplido… sólo falta demostrar la teoría de la Tierra hueca. ¿Tenía el genial Julio Verne también razón en este tema? ¡Quién sabe! 

Otra obra que merece ser citada es “The Coming Race”, escrita en 1871 por el lord británico Edward Bulwer-Lytton. Ésta es una de las primeras novelas de ciencia ficción de la literatura inglesa. Hay versiones en español con los títulos “La Raza del porvenir” o “La Raza venidera”. Aquí el camino de ingreso al interior de la Tierra es una mina muy profunda, la que permite llegar a un lugar donde viven seres avanzados que han logrado dominar formas de energía desconocidas para el hombre. La idea de estos seres es salir a conquistar el mundo de la superficie. Es también muy curioso ver que esta novela anticipa con extraordinaria precisión, ya en el siglo XIX, conceptos como la tecnología láser y la energía nuclear.

También cabe destacar que la teoría de la Tierra hueca tuvo gran popularidad y difusión durante el Tercer Reich. Algunos de los principales jerarcas estaban convencidos de que la Tierra estaba hueca y que se podía acceder a ella por enormes aperturas en los polos.


Este es el Almirante Richard Evelyn Byrd Gran Canciller de la Orden de Lafayette y de La Cruz del Mérito, Secretario perpetuo de La Academia Federal de La Marina Americana y de las Ciencias ... Byrd, siendo consciente de que tenía un compromiso con la humanidad, escribió en secreto sus diarios, anotaciones, y escritos, que hoy tienen forma de libros...

"Este diario lo escribiré en secreto y oculto. Contiene mis anotaciones sobre mi vuelo ártico del 19 de Febrero de 1947.
Estoy seguro de que llegará el día en que todas las suposiciones y reflexiones del hombre se disiparán para convertirse en nada y se tendrá que reconocer la irrefutabilidad de la verdad evidente.
Se me ha denegado la libertad de publicar estas anotaciones y quizá nunca lleguen a la luz de la opinión pública.
Pero yo tengo una tarea que cumplir, y lo que yo he vivido lo dejaré aquí escrito. Confío en que todo esto pueda ser leído, en que venga un tiempo en que la ambición y el poder de un grupo de personas no pueda ya ocultar más la verdad".



El diario secreto de Byrd

Según las afirmaciones de un artículo de Jean Brun de la revista Nostra n° 425 de la semana del 29 de Junio al 4 de Julio de 1980, el Almirante Byrd habría vivido una aventura “extraordinaria” en los Glaciales del Polo Norte: “Byrd, acompañado de 3 personas llevaban caminando horas sobre el hielo, escalando los picos de hielo. De pronto desde una cumbre, descubrieron un espectáculo inolvidable: Un valle estrecho y profundo cubierto de una vegetación abundante y aparentemente iluminada por un Sol caliente permanente. Un verdadero oasis de vida en medio de un gran desierto de hielo. Consultando su termómetro la temperatura era -50°C. 

Su colega el Capitán Fitin escribió lo siguiente: “El 14 de Junio de 1926 a 74 metros de Altitud a 12h 08. 

Los 4 hombres se pusieron a utilizar sus cuerdas para llegar a la maravillosa vegetación que se extendía sobre una centena de metros.

Después de una larga hora de bajada, habían cambiado de mundo. Una vegetación abundante. El calor suave (el termómetro indicaba 19.8°C ) los obligaba a quitar sus trajes de exploradores polares. Byrd y sus compañeros vieron  lagos y colinas con vegetación. A 1500 m. aproximadamente, vieron una mancha gris que se movía lentamente. Con sus binoculares, el Almirante Byrd observó un animal con pelaje gris. Un animal que se parecía a un Mamut!.

Pero, el cansancio, la falta de provisiones, la descarga de las baterías de la radio los obligó a regresar a la base. Después de recuperar fuerzas y renovar los equipos, Byrd y sus compañeros tomaron de nuevo el camino para tratar de encontrar lo que ellos llamaron "el paraíso perdido". Pero les fue imposible encontrar de nuevo el valle. Situado a algunos kilómetros del polo geográfico, le había sido imposible al capitán Fitin efectuar la medida de las coordenadas topográficas.”

En enero de 1929, el Almirante Byrd dirigió una expedición al Polo Sur. Según su relato, en esa expedición él y su tripulación penetraron dos mil trescientas millas en el centro de la Tierra. El Almirante Byrd declaró que los Polos Norte y Sur son sólo dos de las muchas aberturas al centro de la Tierra. El Almirante también declaró que la Tierra interna tiene su propio sol. La teoría de Byrd es que los polos de la Tierra son cóncavos, en vez de convexos, y los barcos y aviones pueden en efecto navegar o volar hacia dentro.

Sinceramente no creo que sean simples alucinaciones y mucho menos viniendo de 4 personas de la talla de Byrd.

 Pero aún hay más ... 

Si nos paramos a pensar, en casi toda la Tierra se tienen noticias de cuevas subterráneas y sistemas de túneles, como el entramado que se extiende bajo la superficie del Yucatán, montañas de Paucartambo en Perú, sierra del Roncador en Brasil, cuevas de Afganistán, monte Kailós en el Tibet, que conectan no sólo áreas diferentes dentro del mismo continente, sino que, en opinión de algunos investigadores, bien pudieran "unir" diferentes partes del globo.

En realidad, todas las tradiciones antiguas se basan en esta supuesta existencia de ciudades intraterrenas conectadas mediante una vasta red de pasadizos, más que en la, no menos fantástica creencia de una "tierra hueca" que algunos autores como Raymond Bernard  proponen.

Según Raymond Bernard, en su libro "La Tierra Hueca", la razón por la cual nadie ha encontrado los polos del norte o del sur es simple: “Los polos magnéticos y geográficos no coinciden... porque mientras que un polo magnético se halla a lo largo del borde de la abertura polar, los polos geográficos se hallan en su centro, en medio del aire y no en tierra sólida.”


Incluso exploradores como Juan Moriaz, y sacerdotes como Carlos Crespi, habrían encontrado en estos túneles perdidos del Ecuador, "Cueva de los Tayos",  láminas de piedra y oro con signos ideográficos grabados que describen los orígenes de la historia humana, según recoge fielmente Erik Von Däniken en El oro de los dioses

A este enclave sudamericano, que aún hoy día constituye un misterio por descifrar, se vincula una interesante leyenda sobre la mítica Shambalah o Agharta
, y las historias que de ella se desprenden.

Por si todo esto fuera poco, unas supuestas fotografías de una abertura en el polo norte tomada por los satélites ESSA-3 el 6 de enero de 1967 y ESSA-7 el 23 de noviembre de 1968, parecen facilitar esta teoría de la Tierra Hueca.


La primera persona en escribir un trabajo entero sobre la Tierra Hueca fue el famoso astrónomo y matemático inglés Edmund Halley (1656-1742), descubridor del famoso Cometa Halley.

Halley planteó la idea de una Tierra hueca, con una esfera sólida en el centro e incluso planteó que la atmósfera en el interior de la Tierra era luminosa y que el gas escapado era el responsable de las Auroras Boreales. 

Aurora Boreal en Júpiter

Lo más extraño de las Auroras Boreales, es, que siendo un proceso tan normal no ocurre en otros lugares del planeta donde se dan las mismas condiciones, solamente en los polos. También resulta muy extraño que veamos estas manifestaciones en otros planetas como Júpiter y Saturno, que no tienen atmósfera ni oxígeno, elementos esenciales en la formación de estos fenómenos astronómicos. No podemos decir que es debido al campo magnético de estos grandes planetas pues igual situación ocurre en Marte, el cual carece de un campo magnético análogo al terrestre. A menos que empecemos a confiar en teorías como las del Dr. Marshall B. Gardner quien nos afirma que las auroras no son más que reflejos de la luz que emiten los planetas desde su interior.


Hubo otros científicos y matemáticos seguidores de la idea de Halley, sobre la Tierra Hueca, como el matemático suizo Leonard Euler y el matemático escocés John Leslie.

Para los partidarios de la Tierra Hueca, sus hipótesis no únicamente estriban en varias fotos sino que al parecer diferentes exploradores dicen haber visto cenizas volcánicas donde no hay volcanes, calor inexplicable donde deberían reinar temperaturas bajo cero, huellas de animales en lugares nada accesibles e incluso, icebergs de agua dulce en el océano Ártico.

Amoldo de Azevedo, en su libro Physical Geography, escribió lo siguiente sobre el mundo misterioso debajo de nuestros pies, sobre el cual los científicos no conocen más que unos kilómetros de profundidad, y sólo consideran teorías, hipótesis y conjeturas para ocultar su ignorancia: “Tenemos, debajo de los pies, una inmensa región, cuyo radio es de 6.290 kilómetros, completamente desconocida, que desafía el egocentrismo y la competencia de los científicos”.

Esta aseveración es verdadera. Hasta la fecha, los científicos sólo han penetrado unos kilómetros hacia el interior de la Tierra, y no saben nada sobre qué hay más abajo. Se aferran a conjeturas, adivinanzas y suposiciones. Muchas de las teorías y creencias de aceptación común sobre el interior de la Tierra no se apoyan en una base científica, parecen originarse en la antigua idea eclesiástica del fuego del infierno en el centro de la Tierra. La creencia científica de que el centro de la tierra es una masa de fuego y metal fundido no cuenta con mayor evidencia que la religiosa. Las dos son meras suposiciones sin un gramo de prueba. Es probable que surgiera del hecho de que cuanto más se penetra en la Tierra, mayor es la temperatura, pero es absurdo suponer que este aumento de temperatura continúa hasta el centro de la tierra. No hay evidencia que apoye esta teoría. Es más probable que el aumento de temperatura siga hasta llegar al nivel donde se originan la lava volcánica y los terremotos, probablemente debido a la presencia de muchas sustancias radioactivas en el lugar. Después de pasar esta capa de calor máximo, no hay nada que impida que la temperatura descienda cada vez más hasta el centro de la Tierra.

La superficie total de la Tierra es de 317 millones de kilómetros cuadrados y el peso estimado es de 6.000.000.000.000.000.000.000 de toneladas. Si la Tierra fuera una esfera sólida, el peso sería mucho mayor, no? Esta es una de las evidencias científicas de que el interior de la tierra es hueca. 


Este autor cree que la concepción más veraz de la estructura de la Tierra se basa en la idea de que, cuando estaba en estado fundido durante su formación, una fuerza centrífuga hizo que las sustancias más pesadas fueran arrojadas hacia afuera, a la periferia, en forma de rocas y metales, para formar la corteza externa. El interior quedó hueco, con aberturas en los polos, donde la fuerza centrífuga era menor y donde había menor tendencia a arrojar materiales hacia afuera. Sin embargo, esta tendencia era mayor en el ecuador, lo cual explica que la Tierra sobresalga en esta región. Se estima que, como consecuencia de la rotación de la Tierra sobre su eje durante el estado de formación, se formaron depresiones polares y aberturas, que miden alrededor de 2.260 kilómetros de diámetro.

También indica que parte del fuego y materiales incandescentes originales permanecieron en el centro de la tierra, para formar un sol central, por supuesto mucho más pequeño que el nuestro, pero capaz de emitir luz y permitir el crecimiento de plantas. Además, se cree que las auroras boreales, o rayos de luz, que iluminan el cielo ártico por la noche provienen de este sol central cuyos haces pasan a través de la abertura polar. Por lo tanto, si la Tierra fue una bola de fuego y metal fundido en su origen, parte de este fuego permaneció en el centro, mientras la fuerza centrífuga hizo que la materia sólida fuera arrojada hacia la superficie, a causa de la rotación sobre el eje. Esta materia formó una corteza sólida y el interior quedó hueco con una bola de fuego en el centro, que formó un sol central que proporciona iluminación para las plantas, los animales y los humanos. 


Muchos otros planetas, satélites y cometas muestran la misma oquedad en sus polos. Ello probablemente apunta a que en el proceso de formación de estos objetos celestes la fuerza centrífuga en la rotación deja hueco el interior, al igual que ocurre con la ropa que da vueltas en una lavadora.
Se pega a las paredes interiores de la lavadora, dejando un hueco justo en el centro de la masa de ropa. Si ocurre en otros planetas, por qué la Tierra sería diferente?

Ahora que cada cual investigue por su cuenta y saque sus propias conclusiones!
 
 
 

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