viernes, 7 de diciembre de 2012

La Santa Compaña, qué hay de cierto?


La Santa Compaña, qué hay de cierto?

En pleno siglo XXI, aún hay personas que afirman haber visto o escuchado hablar acerca de la Santa Compaña, pero...qué tiene de cierto todo esto?



 La Santa Compaña es, en la mitología popular gallega,asturiana y berciana, una procesión de muertos o ánimas en pena que por la noche (a partir de las doce) recorren errantes los caminos de una parroquia. Su misión es visitar todas aquellas casas en las que en breve habrá una defunción.

Aunque el aspecto de la Santa Compaña varía según la tradición de diferentes zonas, la más extendida es la formada por una comitiva de almas en pena, vestidos con túnicas negras o blancas con capucha que vagan durante la noche.

Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasma lleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire.Debo aclarar que estos cirios no son de cera, sino que están hechos de huesos de difuntos.A veces se les ve portando un cadáver. Al frente de esta compañía fantasmal se encuentra un espectro mayor llamado Estadea.

La procesión va encabezada por un vivo (mortal) portando una cruz y un caldero de agua bendita seguido por las ánimas con velas encendidas, no siempre visibles, notándose su presencia en el olor a cera y el viento que se levanta a su paso.




Esta persona viva que precede a la procesión puede ser hombre o mujer, dependiendo de si el patrón de la parroquia es un santo o una santa. También se cree que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y cada día su palidez irá en aumento. No les permiten descansar ninguna noche, por lo que su salud se va debilitando hasta enfermar sin que nadie sepa las causas de tan misterioso mal. Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido (al cual el que encabeza la procesión le deberá pasar la cruz que porta).

Caminan emitiendo rezos (casi siempre un rosario) cánticos fúnebres y tocando una pequeña campanilla.

A su paso, cesan previamente todos los ruidos de los animales en el bosque. Los perros anuncian la llegada de la Santa Compaña aullando de forma desmedida, los gatos huyen despavoridos y realmente asustados.




Aparición de la compaña:

Las numerosas leyendas sobre esta compañía de difuntos en pena cuentan que se aparecen en los caminos cercanos a los camposantos en busca de algo o alguien, y que siempre aparecen con un motivo por el cual es símbolo de desastre o maldición. Los motivos por los que esta compañía de almas errantes pueden aparecer son...


Para reclamar el alma de alguien que morirá pronto. Cuenta la leyenda que quien recibe la visita de la Compaña morirá en el plazo de un año.
Para reprochar a los vivos,faltas o errores cometidos. Si la falta es especialmente grave, el mortal que la ha cometido podría recibir la visita de la Compaña para que la encabece, condenado así a vagar hasta que otro mortal le reemplace.
Para anunciar la muerte de un conocido del que presencia la procesión.
Para cumplir una pena impuesta por alguna autoridad del más allá.

Elisardo Becoña Iglesias, en su obra «La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos» explica que según la tradición, tan sólo ciertos «dotados» poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuírla, etcétera. Y es que habría una serie de indicios de la proximidad de la aparición como podría ser el olor a velas surgiendo de repente, o el espanto de determinados animales: perros, gatos, caballos... que según la leyenda pueden ver esos fantasmas por algún tipo de sensibilidad especial.





Protección contra la Santa Compaña

El contar esta leyenda también supone contar el modo de protegerse contra esta procesión de no muertos; en el hipotético caso de que la compaña se presentara en presencia de alguien se debería llevar a cabo una serie de rituales para la protección que consistiría en:
Apartarse del camino de la compaña, no mirarles y hacer como que no se les ve.
Hacer un círculo con la estrella de Salomón o una cruz dentro y entrar en él.
Comer algo.
Rezar y no escuchar la voz ni el sonido de la compaña.
Tirarse boca abajo y esperar sin moverse, aunque la compaña le pase por encima.
Jamás tomar una vela que nos tienda algún difunto de la procesión, pues este gesto condena a formar parte de ella.
En último caso, echar a correr muy rápido.
Cuenta la leyenda que la Santa Compaña no tendrá el poder de capturar el alma del mortal que se cruza con ella si éste se halla en los peldaños de un "cruceiro" situados en los cruces de caminos ya que el cruceiro es a la santa compaña lo que la cruz al vampiro, o si porta una cruz consigo y logra esgrimirla a tiempo. 




 Algunos testimonios:

 El doctor Pereira regresaba a casa al filo de las dos de la madrugada tras atender un parto
difícil en una aldea vecina. Al doblar un recodo del camino se encontró con «La Compaña». Era un grupo de unas ocho tétricas figuras vestidas de blanco y cubiertas con sendas capuchas comandado por un pálido individuo que portaba una gran cruz de madera. La fantasmal comitiva se movía en el más absoluto silencio, mientras un fuerte olor a cera quemada lo inundaba todo. De repente, el grupo se detuvo frente a la casa de Manolo, el de la ferretería. El pánico dominó al doctor Pereira que salió disparado, como alma que lleva el diablo, para refugiarse en su vivienda, al otro lado del pueblo. Atrás quedaba el «mito imposible» que había visto con sus propios ojos: «La Santa Compaña». Cuatro días después Manolo el ferretero moría de un infarto en la tasca del pueblo...

Bruno Alabau, otro testigo de la insólita aparición, fue el más explícito, ya que pudo presenciar el fenómeno desde más cerca:
«Fue en marzo de 1982, en Gisamo (La Coruña). Yo era boy-scout y me encontraba con mis compañeros en una acampada de fin de semana. Después de la cena, ya era de noche, hicimos un «acecho», una especie de juego del escondite. Yo decidí rodear el campamento a través del bosque, así que me fui colina abajo y cuando estaba llegando al camino ví unas luces. Pensé que sería alguno de mis compañeros así que me escondí detrás de unos árboles con la idea de darles un susto, pero el asustado fui yo. No me preguntes qué era aquello. 





En la localidad pontevedresa de Marín, existe otro caso, el de Charo Santiago: «Yo regresaba a casa después del trabajo. Aquella noche había salido un poco más tarde porque teníamos tarea atrasada. Salí de la carretera principal de Marín por el atajo que tomaba siempre que tenía prisa. Entonces los ví. Eran unos diez. Vestían todos de blanco y algunos llevaban luces, velas o candiles. Estaban parados delante de la casa de Mari Carmen, una vecina que conozco hacía años. Yo me asusté mucho y eché a correr hasta llegar a casa. No lo comenté con nadie hasta que dos días después esta vecina moría de repente, de no se qué enfermedad rara...».




Todos Los Nombres Para Un Fenómeno:

Ya en 1946, el conocido intelectual gallego Vicente Risco publicaba un extenso artículo en el que citaba una decena de nombres con que se conocía a la «Santa Compaña» en distintas poblaciones gallegas
:

Procesión de las ánimas: Aplicado especialmente en el sur de Galicia, sobre todo en Orense.
Santa Compaña: Aplicado mayoritariamente en Galicia Norte.
Hoste o Hueste: Aplicado en algunos lugares al formar la comitiva una especie de hueste o mesnada.
Hostilla: del latín «enemigo», aunque probablemente contaminada en la evolución de la tradición de las ánimas.
Estatinga o estadinga: considerada una derivación de «hostia antiga» o «Nemigo antigo».
Estadea: derivación probable de «estadal», la vela usada para iluminar a los difuntos.
Antaruxada: uno de los nombres menos frecuentes.
Pantalla: En opinión de Vicente Risco, fusión de los términos «Pantasma» y «Espantallo».
Visión: En este caso sinónimo de «aparición».
Visita: En clara referencia a la intencionalidad de la aparición.
 









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